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Sin mamá no vamos a ninguna parte

Al hablar del entorno de la dislexia suelo referirme a él como un mundo de madres, ya que, normalmente (y sin saber muy bien porqué) hablamos más con ellas que con los padres.

Independientemente de esto, el contacto directo y continuo con las familias es fundamental para poder ayudar de una forma eficaz a los alumnos con dislexia.

Por ejemplo, si los niños han crecido en un entorno en el que se les ha animado a leer y a escribir desde una edad temprana, ahora les puede resultar más fácil, y hasta placentero, realizar estas tareas. 

Asimismo, también es importante saber cuál ha sido (y está siendo) su experiencia en la escuela, tanto a nivel educativo como, sobre todo, a nivel emocional.

En este sentido, las entrevistas con los padres nos aportan mucha información a la hora de programar las clases de un alumno y esa información puede ser la diferencia entre conseguir que el niño aprenda o que las clases se conviertan en un fracaso (otro) para él o ella.  

Sin embargo, no es sólo el entorno escolar lo que debemos evaluar, puesto que algunos estudios demuestran que los niños con padres disléxicos tienen muchas probabilidades de desarrollar dislexia, así como también hay estudios que demuestran que la dislexia puede detectarse en niños pequeños, de manera que en los primeros años de vida la dislexia se presenta como un desarrollo lento del lenguaje y, una vez que los niños empiezan a ir al colegio, empiezan a mostrar dificultades en la conciencia fonológica (leer las letras de una palabra y saber cómo suenan), así como en la rapidez de lectura y en la comprensión lectora.

Asimismo, para saber qué repercusión va a tener en el niño, hay que valorar si la enseñanza de idiomas que ha recibido en la escuela (ya sea de inglés o de cualquier otro idioma) ha sido competente o no. Otras áreas de interés podrían ser: ¿Ha tenido el niño muchos profesores diferentes o métodos de enseñanza incoherentes?   

En cuanto a nuestras clases de inglés para niños con dislexia, los padres suelen tener grandes esperanzas, así como muchas preguntas. Por ello, reuniones periódicas junto con una comunicación contínua nos ofrece la oportunidad para responder a estas preguntas, aclarar cualquier concepto erróneo y dar consejos sobre cómo pueden ayudar a su hijo para que obtenga mejores resultados en el inglés.

Para poder adaptar unas clases a alumnos con dislexia, ya sean nuestras clases de inglés o de cualquier otra asignatura, es importante que tengamos una visión global, que comprenda plenamente cómo se producen las dificultades y cómo afectan a qué tareas. 

La dislexia es individual e influirá en las personas de diferente manera. Comprender el panorama general de cómo afecta a cada persona es la clave para encontrar la ayuda adecuada para superar cualquier dificultad que se presente. 

Una buena comunicación con la familia proporcionará la información necesaria para ayudar a determinar esto. 

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